En el libro de Génesis encontramos ciertos
relatos en los cuales nos preguntamos si estos hechos que han acompañado a la
humanidad desde sus orígenes son tan ciertos como se describen.
Tales como:
¿Adán y
Eva fueron personas reales?
¿El diluvio fue global o local?
¿La torre de Babel fue castigo o
estrategia divina?
¿Jacob engañó o cumplió un destino?
A esas preguntas respondemos lo siguiente:
En el caso de Adán y
Eva. Ha
debido haber un comienzo, un creador. Cuando las Escrituras de
Génesis nos dejan saber que hubo un creador de todas las cosas, encontramos un
resultado. Es como dar respuesta a una cuestión matemática difícil, a una
pregunta difícil de encontrarle respuesta. Nos da cierta paz saber la historia
de la creación. Que no somos creados de algo ilusorio como una chispa.
Hay una imagen que tomamos al ser creados, la divina. Eso es algo fundamental
saberlo.
En este aspecto, la IA dice: Copilot refiere lo siguiente: la tradición judeocristiana los considera reales, como los primeros seres humanos creados por Dios. Pero también explica que algunos estudiosos los ven como figuras arquetípicas que representan la humanidad en su estado original, antes de la caída.
A la pregunta respecto al diluvio, si fue un
evento real, decimos lo siguiente: el mundo comenzó de nuevo, porque
el primer mundo se volvió violento. Muy difícilmente se cumplía el propósito de
Dios con este mundo. Y ningún gobierno humano lo podría sostener. ¿Cómo sería
el mundo actual? ¿Patético?
Al respecto, la IA dice: explica
al respecto que
fue un diluvio universal. En este sentido, no hay debate sobre
si fue un evento global literal o una catástrofe regional elevada a
símbolo de juicio divino. También menciona que culturas antiguas tienen
relatos similares, lo que sugiere una memoria compartida de un gran desastre.
Respecto al evento de la torre de
Babel. Esta torre estaba en contra de la orden que Dios le dio al hombre de
llenar la tierra. Ellos querían convivir en un solo sitio. Esto no agradó
a Dios, y en su sabiduría confunde las lenguas o las diversifica, para cumplir
el propósito de poblar toda la tierra.
Sin embargo, la IA corrobora esta
explicación, ya que dice lo siguiente: “La dispersión de lenguas puede verse
como juicio por la soberbia humana, pero también como una forma de diversificar
y expandir la humanidad. En ese sentido, no fue solo castigo, sino parte del
plan divino para poblar la tierra.”
En la pregunta de si Jacob fue un engañador. Este no solo tuvo presente la promesa de Abraham e Isaac, de que de su descendencia nacería el Mesías, sino que, como la bendición su padre la daría al primero, él la procuró. Pero Dios, independientemente de él, se la otorgó. Ve que dice: “Has luchado con los hombres y con Dios y has vencido.” Eso es lo mismo que hizo Jesús: vencer.
En este sentido, la IA dice: Copilot sugiere; Jacob sí usó medios cuestionables, pero la Escritura lo presenta como elegido por Dios. Su historia muestra cómo Dios puede obrar incluso a través de errores humanos para cumplir su propósito. La bendición que recibe no es solo por astucia, sino por perseverancia y fe.
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